La importancia que tiene el suelo no es para escribir un libro, sino varios. Su interés procede de la consecuencia directa de conseguir una planta sana, fuerte y bien nutrida, y así obtener frutos de calidad.
Se dice que un suelo ideal está compuesto de 45% materia mineral, 5% materia orgánica, 25% aire, 25% agua, más la flora y fauna que habita en su interior. Tiene necesidades de nutrición, oxigeno, agua, temperatura, espacio y se abastecen dentro de una organización casi perfecta; pueden aportar nutrientes a las plantas y animales que viven sobre él sin agotar los recursos, como se ha demostrado en los ecosistemas que no han sido manipulados por el hombre.
¿Todo esto para qué? ¿Cuál es la importancia de su función?
Las raíces, deben crecer sin obstáculos, con humedad suficiente, oxigeno y minerales, fuertes y vigorosas capaces de renovarse sin parones ni estancamientos, con unas raíces sanas y fuertes la planta será capaz de absorber los nutrientes necesarios para su desarrollo vital.
El suelo es un ecosistema formado por partes bien diferenciadas que constituyen la estructura del medio agrícola siendo la base para la vida de las plantas y fuente fundamental de elementos nutritivos. Estas partes se pueden dividir en 3 fracciones:
- La fracción sólida, constituida por elementos minerales (arena, arcilla, limo, caliza) producto de la disgregación y la alteración de la roca madre y de la materia orgánica producto de la descomposición de los restos vegetales y animales.
- La fracción líquida del suelo, en la cual se encuentran en disolución las sustancias minerales y orgánicas solubles.
- La fracción gaseosa, constituida por el gas procedente del aire de la atmósfera, la vida de los microorganismos y del gas producido por la descomposición de la materia orgánica.
Resumiendo, el suelo agrícola está compuesto de minerales que sirven de alimento, tierra que retiene la humedad y microorganismos, que ayudan a que conserve sus buenas propiedades.
Disponer de un suelo oxigenado, con buena estructura y equilibrio en sus nutrientes es lo esencial para el agricultor, y de esta forma poder obtener mejores rendimientos. Si el suelo es pobre, no tiene la acidez adecuada o su estructura está dañada, es probable que los cultivos no prosperen adecuadamente aunque el clima, las labores y el riego lo acompañen.
El grado de acidez de un suelo se mide por su pH, el cual oscila entre 0 y 14. Si el pH es de 7, se tratará de un suelo neutro; por debajo, sería un suelo ácido, y por encima, alcalino. El suelo ideal sería el neutro, aunque la mayoría de plantas tiende al alcalino para una mejor absorción de minerales.
Cuando se empieza a detectar una perdida en el vigor y rendimiento productivo de las plantas puede ser debido a la siembra de un determinado cultivo repetidas veces sobre un mismo suelo, apareciendo lo que se suele llamar “fatiga del suelo”, este es un fenómeno que se produce en los terrenos agrícolas por el cual las producciones pueden ver disminuidos sus rendimientos, producir enanismo en las plantas, amarilleos, retrasos en el desarrollo, etc. existiendo un gran número de factores químicos, biológicos y físicos que pueden, de forma más o menos conjunta, desencadenar, esta fatiga o suelo cansado.
Uno de los factores que más contribuyen a la aparición de este fenómeno es el monocultivo que produce efectos alelopáticos que perjudican el desarrollo de posteriores cultivos. También puede producir la acumulación de patógenos que afectan a una determinada especie y por tanto afecta en mayor medida cada vez que se repite un mismo cultivo.
El factor físico tiene especial relevancia en los suelos cultivados de forma intensiva. El agua constituye el principal factor implicado en la ruptura de los agregados del suelo y esta destrucción puede suceder mediante distintos mecanismos, siendo el impacto directo de las gotas de lluvia o de riego el más importante.
Cuando un suelo comienza a dar problemas y nos damos cuenta que el rendimiento de nuestro cultivo disminuye, podemos emplear diferentes técnicas de recuperación de suelos, pero las dos más comunes y eficaces son las siguientes:
Encalado.
Muchos agricultores tienen que aplicar cal directamente sobre la tierra para corregir el exceso de acidez de su terreno, en cualquier caso siempre es buena idea hacer antes un análisis del tipo de suelo. A simple vista, el terreno ácido es más oscuro y tiende a encharcarse, el alcalino tiene un color muy claro, casi blanquecino, y suele ser rico en nutrientes.
Estiércol.
Es el remedio perfecto para devolver la salud al suelo, actúa como filtro para la tierra, favorece a la raíz y obtiene una buena proteína para la planta, aumentando significativamente la productividad y aportando múltiples beneficios al suelo, que se pueden resumir a continuación:
- Beneficios físicos: Evita la compactación del suelo, aumenta la retención del agua, reduce la erosión, disminuye los encharcamientos, mejora la resistencia a las heladas y veranos intensos, favoreciendo el desarrollo de la raíz.
- Beneficios químicos: Desintoxica las plantas por el uso excesivo de químicos, aporta todos los elementos y micro elementos actuando como corrector de pH en suelos ácidos y como corrector de la salinidad.
- Beneficios biológicos: Siendo el suelo un ser vivo, el compost aporta una gran riqueza biológica, y mitiga el impacto de plagas y patógenos.
Dull Nutricionales
tiene un producto especializado en el desbloqueo de las sales minerales del suelo, Dull Solvente, que ayuda a la raíz a absorber los nutrientes que se encuentran en las capas de la tierra como son el fósforo, calcio y potasa entre otros. Este producto actúa como ovicida, ayudando a matar insectos y ácaros en la fase de huevo, además ejerce de penetrante que hace que la planta tome los abonados de una forma más efectiva.